En este artículo, hablaremos de cómo funcionan los coches eléctricos y de las ventajas y desventajas que existen frente a otros.
Como todo aparato electrónico, los coches eléctricos se cargan a través de la red eléctrica, es decir, conectándose a un punto de carga. Almacenan la electricidad en baterías recargables que alimentan un motor eléctrico, que es el encargado de hacer girar las ruedas. Esta puede ser una de las desventajas si no dispones de puntos de carga próximos.
Uno de sus puntos fuertes, es que los coches eléctricos aceleran más rápido que los vehículos con motores de combustible tradicionales, por lo que se notan más ligeros al conducir.
Un vehículo eléctrico se carga enchufándolo a una estación de carga pública, privada o a una unidad de carga doméstica. Cada vez existen más puntos de carga en España donde poder hacerlo. Si disponemos de un punto de carga doméstico, la tarifa eléctrica que tengamos contratada va a ser un punto clave a la hora de gastar menos dinero en la carga y ahorrar más en tu factura.
La distancia que puedes recorrer con una carga completa depende del vehículo. Cada modelo tiene una autonomía diferente que dependerá del tamaño de batería, la eficiencia…
Elegir tu modelo de coche eléctrico ideal, va a depender de el uso que le quieras dar, ya que, por el momento, lo ideal son los desplazamientos normales sin tener que parar a cargar a mitad de camino.
A continuación, hablamos de los diferentes tipos de coches eléctricos:
Los coches eléctricos tienen un 90% menos de piezas móviles que un coche con motor de combustión interna. A continuación, se desglosan las piezas que hacen que un vehículo eléctrico se mueva:
Baterías: Capacidad y kWh. Los kilovatios (kW) son una unidad de potencia (la cantidad de energía que necesita un dispositivo para funcionar). Un kilovatio-hora (kWh) es una unidad de energía (muestra cuánta energía se ha utilizado), por ejemplo, una bombilla de 100 vatios consume 0,1 kilovatios cada hora. Un hogar medio consume 3.100 kWh de energía al año. Un coche eléctrico consume una media de 2.000 kWh de energía al año.
Al frenar en un coche tradicional, la energía cinética provocada suele desperdiciarse. Sin embargo, en un coche eléctrico el frenado convierte y almacena la energía térmica de las pastillas de freno y del rozamiento térmico de los neumáticos y la reutiliza para alimentar el coche. Esto se llama frenado regenerativo y es bastante inteligente.